“Mami, este trago ha tenido veneno; con este trago me voy a morir”, son las frases que María Icaza repite mientras mira fijamente el féretro donde reposan los restos de su hijo, Daniel Icaza Campuzano, de 40 años, uno de los once fallecidos que hasta la tarde de ayer dejaba la ingesta de alcohol artesanal presuntamente adulterado o contaminado en la parroquia Ricaurte, provincia de Los Ríos.
El hombre, agricultor y padre de cinco hijos, murió el pasado miércoles justo cuando el cantón Urdaneta, al que pertenece la parroquia, se aprestaba a celebrar las fiestas de la Virgen del Carmen. Un día antes había salido de su casa, en el recinto Pijullo, al centro de Ricaurte. A su regreso, y como era su costumbre, volvió con dos botellas de medio litro llenas de licor, lo que llaman “puro” o “guamaspungo”. Al rato se recostó en una vieja hamaca y bebió.
En los envases solo dejó un poco de licor, con los que ayer su hermano Adriano apareció en el hospital Juan Montalvo, de Ricaurte, para entregárselos a las autoridades y que se realicen las pruebas que ayuden a determinar con qué se contaminó el licor mortal.
“Se acostó tranquilo, ni siquiera estaba mareado (ebrio), pero se despertó con diarrea, calambres, tembladera, dolor del cuerpo y agitaciones. Le dimos remedio casero, pero se sintió peor. Así que lo llevaron al hospital y de allá volvió muerto”, narra la conviviente de Icaza, Ángela Palacios.
Afectados con los mismos síntomas, más una sensación de ceguera, según familiares y amigos, entre martes y viernes habían sido trasladados a centros de salud de Babahoyo y Guayaquil más de una docena de hombres.
La mayoría, personas que a diario se reunían a beber en la llamada “Calle de la Policía” del centro de Ricaurte; también agricultores como Icaza; obreros y un mecánico, Lenin Picado Cruz, de 50, quien dejó en la orfandad a diez hijos, cinco menores de edad.
Las otras víctimas son: Fausto Espinoza Espín, de 49 años, un carpintero, soltero; Juan Sánchez Macías, de 52 años, operador de máquinas, quien dejó cinco hijos en la orfandad; Pablo Arias Deca, de 54, conocido como Mamajula, pescador que tenía cinco hijos; Cruz Pisco Montoya, de 40; William Alvarado Araujo, de 40; y Amado León Bohórquez, de 60 años, los tres últimos jornaleros.
A ellos se suma Luis Guerrero Cortez, de 36 años, padre de tres hijos, quien según sus familiares falleció la madrugada del martes, después de padecer con vómitos, dolores corporales y de cabeza, todo el día lunes, luego de que el domingo bebiera alcohol artesanal mezclado con yogur.
“El médico nos dijo que era una intoxicación alcohólica”, comentaba ayer Patricia Guerrero, hermana de la víctima, que fue sepultada el pasado jueves; sin embargo hasta ayer en la tarde ellos no habían reportado el caso a la Policía.
A esto se suma Antonio Quintana Farías (35) que llegó al hospital Guayaquil, desde Los Ríos.
Más intoxicados
Conforme crecía la lista de fallecidos, también aumentaba el número de intoxicados que llegaban al hospital Juan Montalván, de Ricaurte. Unos, como Tomás Álava Macías, de 75 años, quien había bebido entre viernes y domingo en el “salón”, de Julio Gavilánez, que ya fue clausurado. En igual situación estaba Antonio Ternoz, de 62 años, quien ingirió la bebida lunes y martes.
Mientras que al cierre de esta edición ingresaron a emergencia de la casa asistencial Florentino Muñoz López, 65 años, del recinto Los Ángeles; Ubaldo Lascano, de 72 años, de Puebloviejo; Clemente Mina Vera y Genaro Arroyo Bolaños (77), los dos últimos fueron llevados graves a Babahoyo, pero Arroyo falleció anoche. También está hospitalizado Jacinto Ruiz, de 32 años. Todos consumidores del alcohol que expendía Gavilánez en su negocio, un viejo “salón”, donde a diario acudían agricultores.
Por ello se teme que el número de víctimas crezca, pues mucha gente de zonas rurales compraba el trago, como lo hizo Icaza la tarde del martes, decisión que resultó mortal.
Fuente: El Universo
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